Refinería en Centroamérica

Por José Luis Apodaca Villareal

Recientemente el Secretario de Energía, Fernando Canales Clariond, anunció que el 31 de agosto saldrá la licitación internacional para construir una refinería en Centroamérica, cuya inversión será de seis mil millones de dólares y tendrá capacidad para procesar 490 mil barriles diarios de petróleo.

El funcionario aseguró que hay mucho interés de empresas transnacionales para participar en el proyecto, tales como Shell, Exxon, Conoco-Philips, Marubeni, Mitsubishi, Chevron, Valero Energy, BP, Petrobras y Global Resources; así como de los agentes financieros Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banamex Citigroup, Morgan Stanley y Scotia Finantial. Refinar petróleo es un negocio muy rentable: Como ejemplo se encuentra la empresa Valero Energy Corporation con sede en San Antonio Texas, que es una de las principales compañías de refinación en Estados Unidos aunque no produce ni un solo barril de petróleo crudo.

Entre los años de 1999 y 2004 contaba con 15 refinerías y su capacidad de refinación ascendió de 800,000 barriles por día (bd) a 2,400,000 bd triplicando su capacidad. En este contexto, sus ventas anuales representan 50 miles de millones de dólares. En este ejemplo, sus directivos mencionaron que una de sus claves de éxito, radica en comprar Crudo Maya Mexicano por 6 mil millones de dólares en este año, convirtiendo éste crudo en productos procesados con un valor de 15 mil millones de dólares, por el procesamiento de nuestro crudo (1). La refinería de Centroamérica requerirá al año 180 millones de barriles de petróleo, con un costo del crudo de 12,600 millones de dólares. Esto significa que esta inversión de 6,000 millones de dólares se podría recuperar en menos de un año.

Son muy pocas las oportunidades como ésta, para promover la participación de las empresas mexicanas y con ello la creación de cientos de miles de empleos. Esta refinería debe construirse en México, con cientos de contratos de obra concursadas por Pemex bajo el esquema de administración directa. Esta política reactivaría la economía y las cadenas productivas nacionales, y además dejaríamos de importar un 30% de las gasolinas que se consumen en nuestro país. Si el próximo Presidente de México quiere realmente crear empleos, aún hay tiempo para decidir en beneficio de la nación.